En estas fechas siempre nos detenemos un tiempo, para pensar -o al menos sería bueno hacerlo- detenernos a reflexionar quienes somos, Navidad, es una fecha para compartir con todas aquellas personas que amamos, que queremos, a veces podemos darle ese abrazo, a veces no están con nosotros pero les hacemos saber de una u otra forma nuestro amor, y a veces, el amor queda dentro de nosotros.
Lo que puedo afirmar es que siempre existe esa pequeña flama de amor dentro de nosotros, que nos hace sentir nostalgia, recordar como eran las navidades pasadas o quienes nos acompañaban, felicidad por el camino en el que estamos o las nuevas personas que van apareciendo, tristeza por las personas que ya no están, o todo aquello que no logramos o perdimos.
Todos sentimos algo, y aún si fuese negativo, lo mejor es convertir cualquier emoción o sentimiento en esperanza, ver al cielo, atrapar una estrella en nuestra mente, no perderla de vista y mandar esa esperanza a esa estrella, alguien en algún lugar del mundo estará viéndola, alguien estará viendo al cielo en el mismo momento y -si somos un poquito imaginativos y soñadores- esa persona tendrá ese pedacito de esperanza que nosotros hemos enviado.
Te imaginás como sería si todos llenáramos las estrellas de esperanza, todos tendríamos ese momento de energía que recorre nuestras venas y bombea nuestro corazón, esa sensación entre escalofrío y calor, entre ganas de llorar y reír (como la que me visita justo ahora al escribir esto) Esas ganas de saber que todo estará mejor.
Porque el amor, el odio, la tristeza, la desilusión, el cariño, todo necesita un poquito de empuje para seguir, un abrazo a nosotros mismos, un abrazo fuerte, decirnos a nosotros mismos "¡te quiero, gracias, feliz navidad!" Y luego esparcir ese sentimiento a los demás...
¡Qué esta noche vean una estrella y sientan esa esperanza caer sobre ustedes y así ustedes mandarla hacia arriba, ese sería un muy ciclo vicioso!
¡Feliz Navidad!
Abrazos.
Sarbelio Henríquez
Director Creativo
Ilustración: Eduardo Fajardo.
